Levantarse
y sonreír después de mil batallas con una misma derrota, persistir en lo que no
deberían ser nuestras luchas porque si hay algo individual con sus ganancias,
son las luchas. A veces luchamos solos, a veces queremos ayuda pero las peores
luchas son las que nos adjudicamos como nuestras cuando en realidad no lo son.
Querer no
es poder, no todo lo que queremos es para nosotros pero a veces ganamos tanto
cuando perdemos, ganamos libertad, ganamos experiencia, ganamos sabiduría,
salimos de esa apnea perenne muriendo cada día sin morir. Hay tantas etapas
difíciles en nuestras vidas que nos edifican desde el fondo del dolor, donde no
respiramos, donde cada recuerdo te recrudece lo que un día fue felicidad y te
eleva hasta el cielo para luego lanzarte a un profundo acantilado donde vuelves
una y otra vez.
Pero si hay algo que he aprendido es que lo difícil nos prueba
a nosotros mismos de lo que somos capaces y nos ayuda a reinventarnos cuando no
tenemos otra opción más que seguir y es allí que la obligación de sobrevivir
porque sí, se convierte en obligatorio, nos impulsa a buscar estrategias para
levantarse, de sonreír ante la adversidad y agradecer confiados a Dios porque
sabemos que pudo ser peor y porque Él en su poder divino nunca nos dará cargas
que no podamos soportar, y miras tus fantasmas a la cara y entiendes, asumes y
aceptas que están ahí por un motivo, y probablemente en ese momento duele tanto
que no eres capaz de ver el propósito de ellos pero luchas, batallas con ellos,
nunca en contra porque son ellos quienes te hacen ser quien eres y eres tú
quien decides lo que obtendrás de ellos antes de dejarlos partir y apuesta
siempre al positivismo porque debes saber que siempre pudo haber sido peor. Y
te das cuenta que lo que tanto amaste, que lo que has perdido será ganancia
para tu futuro aunque en ese momento no lo entiendas. Tantas veces asumimos
cosas sin ver la realidad y preferimos huir, callar, pero jamás podemos huir de
nosotros mismos y tal vez es de la peor forma que nos toca asumirla, y a veces
es de la forma más abrupta que logramos abrir los ojos porque sólo así podremos
cambiar eso que nos lastima y a lo que nos aferramos, porque son los apegos los
que nos limitan y no nos dejan seguir, porque cuando tenemos la libertad espiritual
de decidir por nosotros mismos y apostamos a nuestra victoria todas las
batallas que están por venir serán ganancia.
Ayer vi
cara a cara lo que una vez fui, y cuán diferente es verte reflejado en alguien
más que vive tu misma situación y tal vez un poco más jodido, ojalá fuéramos
capaces de ver nuestras vidas desde afuera, desde los ojos de quienes nos
observan, ojalá fuéramos capaces de tener un espejo para ver transcurrir lo
patético que pueden ser esos errores que cometemos por tontos, por idiotas o
ilusos porque quien vive de ilusiones muere de desengaños, por querer a alguien
más que a nosotros mismos, de creer que amar es poseer cuando sólo cuando hay
libertad espiritual somos capaces de discernir lo que es el amor cuando primero
nace de nosotros, para nosotros y por nosotros y suena egoísta tal vez pero es
la única forma de tener más aciertos que errores, porque errar es de humanos
pero es inhumano no cuidar nuestro corazón, es imperdonable que si somos
capaces de lo imposible por las personas que amamos no hagamos nada por
nosotros mismos.
Observaba
fijamente la realidad de otra gente que pudo ser la mía y fue la única manera
de entender que no era ese papel patético el que quería para mi vida. Porque
valgo, porque merezco, porque deseo, porque anhelo, y no voy a conformarme
nunca más con lo que se pueda, lo quiero todo, quiero lo mejor porque eso es lo
que merezco, lo mejor de su tiempo, la calidad de que estar conmigo sea
suficiente para saber que fuera de mí no habrá nada mejor.
A veces
tenemos que ver a la cara a nuestro enemigo en la piel de otra persona para
tener la objetividad de decir, te quería pero ya no más. Hoy decido por mí, hoy
decido que mis logros son más importantes, que mi felicidad sólo depende de mí,
que basta el amor de Dios y las bendiciones que nos regala cada día para abrir
los ojos a una realidad más profunda y que edifica, el amor eres tú mismo,
apuesta a ti mismo, cree en ti, ámate tal cual eres, porque si Dios, tu familia,
tus amigos y hasta personas que no te conocen son capaces de ver tanta belleza y
virtudes en ti pues cómprate un espejo enorme y mírate todos los días a los
ojos, descúbrete cada día, ámate cada amanecer, cada respirar, conócete, mírate
con el amor que los demás reconocen en ti porque eres tan especial que el gran
poder de Dios está sobre ti.
Acepta lo
bueno en ti, el amor es la solución, sonríele a la vida que de los obstáculos
te libra Dios si confías. Y cuando algún cambio esté en tus manos toma la
decisión de ser quien quisieras ser y si puedes imaginarte sonriendo has
hallado tu camino.
Si puedes
cambiarlo y te ves de forma exitosa, feliz no dudes, hazlo.
Recuerda
que tu reflejo es lo que haces de ti y que los demás logran ver.
Piensa como
quieres verte a ti mismo a través de los ojos de los que amas y te aman.
Tu reflejo
es lo que haces de TI.
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